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La revisión del informe educativo de Puerto Rico

La revisión del informe educativo de Puerto Rico

Trabajo en finanzas. La revisión de informes educativos de los distintos estados no forma parte de mis labores profesionales normales. Sin embargo, como hablo bien el español, acepté con entusiasmo participar en el proyecto “Show Me the Data” [Enséñeme los datos], realizado en 2019 por Data Quality Campaign (DQC), cuando nuestro equipo de investigación se dispuso a analizar por primera vez el informe educativo de Puerto Rico.

Como alguien que trabaja para DQC pero sin participar en sus actividades ante el público, al poco tiempo entendí que, al leer el informe educativo de Puerto Rico, mi perspectiva era muy parecida a la de cualquier padre de familia. No sabía qué esperar ni cómo sería el formato del informe. Así les pasa a muchos padres, según se ha constatado en los estudios de opinión pública realizados por DQC. En un sondeo llevado a cabo en 2018 en una colaboración con The Harris Poll, supimos que casi el 60 por ciento de los padres han visto los informes de alguna escuela o distrito escolar en los últimos 12 meses. Pero de aquellos padres que no los han visto, un 40 por ciento no sabía que existían estos informes y un 32 por ciento no sabía dónde encontrarlos.

Antes de participar en esta revisión, pensé que el informe aportaría datos muy generales del sistema educativo puertorriqueño en su totalidad. Buscaba datos sobre cuántos alumnos en Puerto Rico en total tenían buenos conocimientos de matemáticas, o sobre cuántos lograban graduarse. Para mí fue una grata sorpresa ver cuánta información se divulgaba en el informe educativo. Se incluían datos actualizados y desglosados de acuerdo con los subgrupos señalados por el Gobierno federal, como por ejemplo el sexo y la raza u origen étnico. Sin embargo, al igual que otros 41 estados, Puerto Rico no divulga los datos correspondientes a todos los subgrupos requeridos.

El informe educativo también incluía datos sobre los maestros: su perfil, sus títulos y certificaciones, su nivel de experiencia. En este sentido Puerto Rico se encuentra en la misma situación que la mayor parte de los estados, que publican datos similares.

No obstante estos hallazgos positivos, sé que todos los estados (y también Puerto Rico) tienen tareas pendientes para mejorar su informe educativo. A partir de la revisión general que hizo DQC de los informes estatales de todo el país, sabemos que los líderes de cada estado necesitan atender los siguientes temas clave para que el público pueda acceder a estos recursos y aprovecharlos fácilmente. Los informes educativos deben reunir las siguientes características:

  • Deben ser fáciles de encontrar en una búsqueda en internet: si no los pudimos localizar nosotros, es probable que muchos padres de familia tampoco puedan.
  • Deben incluir traducciones, para que todas las familias, sin importar su origen, puedan aprovechar la información.
  • Deben ser fáciles de navegar, para que los padres sepan dónde buscar la información que más les interese.
  • Deben incluir datos sobre todos los subgrupos señalados por el Gobierno federal, para que todas las comunidades puedan informarse sobre la educación que reciben sus alumnos.

Como alguien que leía por primera vez uno de estos informes, me agradó muchísimo saber que los estados tienen la obligación de divulgar estos datos ante el público y que Puerto Rico está haciendo lo posible por cumplir con esta obligación. Como miembro del público en general, jamás hubiera sabido que existen estos informes, y me entusiasma la posibilidad de leer detenidamente el informe “Show Me the Data” preparado por mis colegas, para conocer más acerca de las actividades que se están realizando en otros estados. Recomiendo que todos se informen de los hallazgos de DQC en su revisión general de los informes estatales, y que lean el informe educativo de Puerto Rico.

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